martes, 22 de febrero de 2011

Una realidad diferente...

Es conocido que la situación económica actual está teniendo efectos devastadores a todos los niveles que están llevando a muchos a la desesperación, pero igualmente cierto es que lleva con nosotros el suficiente tiempo como para que un sentimiento de cansancio e impotencia impere a veces sobre la mayoría.

Además, el contexto social nos inunda de noticias alarmantes sobre revueltas en Oriente Próximo que posiblemente se extiendan a muchos otros países de los que dependemos energéticamente (petróleo, gas…), a lo que hay que unir los relatos que a diario nos llegan de personas cercanas en dificultades, a veces extremas.

Este cúmulo de adversidades, en mi opinión, potencia la susceptibilidad y vulnerabilidad de las personas, que son el caldo de cultivo perfecto para aquellos rumores que pronostican grandes catástrofes en base a interpretaciones epigráficas aderezadas con ideas apocalípticas, sin sustento científico

No llegará la sangre al río.

Sin embargo, en todo este aparente caos, sí existen hechos constatados que prevén algunos cambios en el mundo tal cual lo conocemos, pero que no son algo nuevo sino que ya conocemos, y nos llevarían a una realidad diferente… más humana quizá.

El Sol

Nuestra luz, fuente de energía, de positivismo, el que buscamos en primavera y del que nos cuidamos en verano, también tiene sus ciclos, de duración media de unos once años.

En estos ciclos los polos solares se invierten, y más o menos a la mitad el sol pasa por su época de mayor actividad, durante la cual se generan tempestades magnéticas que, cuando llegan a nuestro planeta, son recibidas con el campo magnético que nos protege y tienen diversos efectos sobre la vida tal cual la conocemos.

Pues bien, según la noticia publicada ayer en ABC se espera que ocurra, aunque no se puede predecir cuándo, una gran radiación que afectará a la vida tal cual la conocemos, y que se denomina “tormenta perfecta”, como se explica en este dicáctico vídeo.

El día después
Afortunadamente, a nivel de calle parece que estaríamos a salvo, aunque podrían verse afectadas las centrales eléctricas, viéndose restringido el suministro durante el tiempo necesario para la reparación, meses en el peor de los casos.

Pongámonos en ese caso, sin los aparatos eléctricos que usamos a diario y con los que nos hemos criado, sin satélites, sin comunicaciones, sin Internet ni móviles, sin Twitter, sin Facebook, sin correo… ¡sin la Samsung Galaxy!, durante un tiempo, solamente.

Probablemente, se perdería una gran cantidad de información albergada en sistemas críticos, las transacciones comerciales se verían afectadas, lo que nos llevaría a una situación distinta, a una realidad diferente…
Calma.

No todo será malo, y mientras se arregla esto, en caso que se produzca y que no se hayan aplicado las precauciones posibles, seríamos habitantes en una época distinta, como viajar en el tiempo, a la luz de las velas.

Sólo espero que mi querida abuela tuviera razón, cuando decía que “antes se vivía mejor sin tantos aparatos”.

viernes, 11 de febrero de 2011

Balance entre vida personal y laboral: el punto de equilibrio inestable...

Los seres humanos, por definición e igual que el resto de seres vivos, tendemos a adaptarnos al medio. Es más, cuanto antes te adaptes, más garantías de sobrevivir tendrás...

"Dignidad profesional", "derechos del trabajador", "balance entre vida personal y laboral"... estos y otros conceptos, además de ser hechos fundamentales e indiscutibles, han estado en boca de todos los últimos años. Sin embargo, en estos meses de incertidumbre que hemos vivido, y con un futuro tan incierto a corto y medio plazo, parece que han pasado a un segundo plano, quedando como siempre, en primer lugar, la supervivencia.

Parece, además, que está aceptado globalmente, valga la redundancia, por necesidad. A diario vemos cómo hay menos atascos, menos consumo, más horas por menos dinero, empleos más precarios... ¿nivelación o sumisión? De todo hay, claramente, y más que ha de venir...